Fiche 66, Exercice 3 (page 141)

  1. – ¿Qué tal, tú?
    Y, para colmo, el doctor Sugrañes pulsó un botón de su interfono, el cual había en su mesa, y dijo a la voz que por allí salió:
    – Traiga una Pepsi-Cola, Pepita.
    Sin duda para mí, ante lo que no pude reprimir una sonrisa de complacencia que mi reserva debió de trocar en rictus. Y, sin más preámbulo, describiré ahora la conversación que allí, en aquel despacho, tuvo lugar.
    – Supongo que recuerdas – dijo el doctor Sugrañes dirigiéndose a mí – al comisario Flores, el cual te detenía, interrogaba y a veces ponía la mano encima cada vez que tu, ejem, ejem, desarreglo síquico te llevaba a cometer actos antisociales – a lo que respondí afirmativamente –, todo ello, claro está, sin que mediara, bien tú lo sabes, animadversión alguna.
    Eduardo Mendoza, fragmento de El misterio de la cripta embrujada, © Eduardo Mendoza, 1979.