Fiche 39, Exercice 3 (page 87)

  1. El Rubito rellenó los vasos y vació el suyo de un trago, con cierta ansiedad; sus ojos se enturbiaron y el sudor le hizo brillar la frente.
    Jesús Díaz, Las palabras perdidas, © ed. Anagrama, 1996.

  2. Dejadles las fotos de la familia, de su casa. Dejadles sus pijamas [y] sus camisones. [...] Nazaret sacó del bolsillo del delantal el bloc de sus notas, arrancó las páginas escritas y se lo alargó a la anciana. Antonio Gala, Las afueras de Dios, © ed. Planeta, 2001.

  3. Sus hijas mayores esperaban en el patio, la vieron acercarse hasta el cobertizo y regresar sobre sus pasos apretándose las manos.
    –No sé qué le ha podido pasar a Quica, tenía que estar aquí a las doce. Las jóvenes intentaron tranquilizar a su madre.
    Ya le dije el otro día que la primera persona de su condición que ha cruzado palabras conmigo ha sido usted, señor comisario.
    [...] Y dígame, ¿podré ver a mi nieto después de hablar con el abogado?
    ¿Y me da su permiso para contarle a mi Paco lo que usted me ha referido?
    Aunque las madres siempre eran guapas.
    Todas, de jóvenes, eran guapas.
    Ah, ¿no? ¿Usted ha escuchado a alguien decir que su madre era fea?
    ¿Era guapa su madre, señor comisario?
    Dulce Chacón, Cielos de barro, © Alfaguara, 2010.