Fiche 55, Exercice 3 (page 119)

  1. La tierna Leonora aún no sabía lo que le había acontecido, y así, llorando con sus padres, les pidió su bendición, y despidiéndose de ellos, rodeada de sus esclavas y criadas, asida de la mano de su marido se vino a su casa, y en entrando en ella les hizo Carrizales un sermón a todas, encargándoles la guarda de Leonora y que por ninguna vía ni en ningún modo dejasen entrar a nadie de la segunda puerta adentro, aunque fuese al negro eunuco. Y a quien más encargó la guarda y regalo de Leonora fue a una dueña de mucha prudencia y gravedad…
    Cervantes, Novelas ejemplares, “Novela del celoso extremeño”, © ed. Cátedra, S. A., 2000.